jueves, 9 de abril de 2009

Ahora me doy cuenta. Fuiste mi Edward. Imposible. Perfecto. De piedra.
Me regodeaba en cada centímetro de tu piel, en cada músculo. Me aferraba a tu torso desnudo como una obstinada garrapata. No me veía en tus ojos; me derretía. Mi boca insaciable buscaba la tuya con la desesperación de quien niega lo perdido. O lo nunca tenido.
Cada despedida era con pánico de que te disolvieras en el éter. Cada vez que te volvía a ver no lo creía, pero me contenía de correr hacia vos, antes de que desaparecieras.
Te metiste en mis sueños. Otra vez. Después de tanto tiempo. ¿Por qué ahora? Me propusiste casamiento. Como Edward. Tu voz era más suave de lo que recordaba. No sé si acepté. Creo que acepté ir más despacio. Un poco de sensatez. Aunque claro, más sensato hubiera sido acordarme de tu “nunca voy a tener novia, ni enamorarme, ni casarme, ni tener hijos”. Pero bueno, era un sueño. Y aparentemente decidí tener memoria selectiva.
De repente estaba W. No, de repente no. Estuvo todo el tiempo. Solo que yo estaba demasiado anonadada con vos para notarlo. Me esperaba. Me encontré dando explicaciones a uno y otro pero ni yo estaba segura de lo que pasaba. De lo que quería.
Cada vez lo veía más lejos, mientras tus ojos pardos se imponían. La sensación de tristeza y pérdida aumentaban. Y es que él se alejaba. Pero vos ibas a desaparecer.

2 comentarios:

LaLyTa dijo...

Me siento perdida! Hace mucho que no se de vos! Te extraño mas que nunca!

la paseadora de perros dijo...

claro que voy!!!
el otro dìa mientras cruzaba santa fè pensè que pronto serìa tu cumple, pero que no me acordaba la fecha.
y al dìa siguiente estaba tu mail.

nos vemos el sàbado juli.
besos besos!