miércoles, 19 de diciembre de 2007

Bacanal

Desde mi porción de sillón.....

Las líneas se mezclan con los trazos.
Los trazos con los trozos
de carne
de tela
de crayón
de batería y bajo.
Y por debajo
abstracción
ab
so
luta.
Luto
para las camisas de fuerza
luto
para las manos atadas
para la inmovilidad del espíritu.
Carnaval de las mezclas y los ritmos.
De las sonrisas y los pinceles.
De las ganas, de los colores, de la luz tenue y los aplausos sin partitura.
Y esa voz
esa especie de alarido gutural y armónico
se filtra con sus cuerdas entre los omóplatos semi iluminados
tocados
un poco
y otro poco
por una claridad de sahumerios
produciendo los matices de un infinito
desértico.
Y pliegues.
Pliegues de espalda
arena
tela que cae
arena
tronco de cactus
arena.
Contra
despliegue
de tinta, crayón y temblor
con rastas y un poquito de pasión.



¿Qué sentirás?
Enmarcada y desmarcada
sobre
saliendo
de tu límite
siempre un poco.
Y vuelta a enmarcar.
Ni un milímetro fuera de.
Millones de lasers negros pupilas
te enmarcan como esa madera
nunca podría.
Sucumbís
a sus pinceles
que te recorren como ningún hombre.
Cada marca de tu piel
adorada por la carbonilla
que es esclava de tus formas.



Dibujás caras.
Caras y caras y caras contra caras y caras sobre caras.
Una multitud de cejas, orejas, ojeras y ojos.
Mirando
la nada.
Observándote dibujarlos
darles forma
darles ¿vida?
Darles tinta.
Hacerlos visibles para la hoja y para los otros ojos.



Un collar rojo en tu muñeca
que cuelga como si nada
como quien no quiere la cosa
o como quien la quiere
pero es muy orgulloso para admitirlo.



Y la luz pasa
literalmente
a través de una cortina de no pastillas.

sábado, 8 de diciembre de 2007

mi adorado amado
en su caballo rayado
luchando con un espejo deformante

no es loco
sólo quebrado

miércoles, 5 de diciembre de 2007





Palabras vacías.
Palabras sin forma.
Palabras de nada
escribo.
Ni siquiera me da ganas de pensar en lo que puedo decir, cuando está todo dicho.
Dicho por la tela en la tela
la piel en la piel.
Por los sonidos en ecos.
El silencio blanco.
Gris.
Rojo.
La luz
pega
revela
más
de lo prudente
para el alma.
Ojos de más colores
que los que pueden ver.
El in between tan grande.
Tan ínfimo.
Tan mortal.
In between entre cuerpo y cuerpo que respiran y se dan vuelta al unísono.
In between entre cabeza y borcego, tremendamente a punto de.
In between entre lado y lado, y para cruzar nada más incómodo y obvio que torceduras, curvas, agujeros, amoldamientos.
In between entre manito arrugada y labios azules.
Entre manos que sostienen cabezas pero contienen mucho más que eso.
In between cuerpo y agua.
In between cuerpo y fuego.
In between cemento y arena
pasto y vida
trompa y brazo.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Juego



Rosas mordidas.
Tallos, hojas
frescos, dulces
entrelazados.
Atrayéndose.
Repeliéndose.
Demasiada carga para abolir la ambigüedad.
Demasiado aliento para que quepa el afuera.
Demasiada pupila para que importe nada más.
Las puntas buscan
sinuosas y atrevidas.
Los tacos en el aire
reafirmándose en la cerámica
sólo lo suficiente.
Las piernas
furioso torbellino de poesía.
Las caderas
precipicio de sensaciones
retenidas sólo por la cadencia.
Los pechos
peligroso sostén
atrevimiento ante la suficiencia de la mirada.
Y las manos.
Manosmanosmanos.
Manos en alto
manos que rozan
manos que juegan
sedozas
con rosas.
Y ellas felices
mordidas
se entregan
al dos
y su perfecta
irracional simetría
encontrándose
en el medio del tablero
al que le patearon las fichas
aún antes de empezar.

viernes, 9 de noviembre de 2007


Matilda ¡congela!
Congela, congélanos a todos en este presente interno y eterno que me atrapó al entrar al teatro.
Congela, para que nunca se me despeguen Tika y sus espejos, ni vos con tus colores. Para que siempre haya un Pedro Troncozo, y ni mencionar una Malicia que nos haga tropezar en cada piedra. Para tener a Amanda todo el tiempo a mi lado y esconderme tras Uriel y sus alas que añoran la Tierra cuando Ansia o Clotilde aparezcan a la vuelta de la esquina.
Congela como a Ficticia en el altar, pero que nuestra eternidad no tome olor ni se convierta en un vestido raído.
Para que Roxana nunca le robe su inocencia a María ni su retrato a Juana.
Para que Roberta se rasque su cachucha sin pruritos y Trinidad devuelva la bofetada.
Para que Guillermo siga siempre tan enamorado del amor como Encarnación fóbica de las agujas y Lucy de la sangre en sus uñas.
Para que Menina agonice eternamente por el hombre que clama a Mesalina como suya, y que Blanca Ingracia siga amando la pasta flora, y que Clarisa perdida en sus tangos nunca se encuentre.

domingo, 28 de octubre de 2007

Instrucciones para sacar una espina

La espina es, por definición, molesta. Algo extraño a nuestro cuerpo que nos rasga la piel, nos lastima. A veces es grande, a veces chica. A veces tan diminuta que ni siquiera podemos verla. Pero de seguro que podemos sentirla. Y el no verla es peor, porque podemos en nuestra confusión pensar que nos estamos pinchando a nosotros mismos. Y qué tonto, qué absurdo pensar en pincharse a uno mismo, ¿no?
Pues bien, lo primero que hay que hacer para conseguir la remoción de la presunta espina, es identificar la fuente de dolor. Identificarla como algo puntiagudo y totalmente independiente de nosotros, que puede ser removido en su totalidad, aún si es necesario emplear uñas y dientes en el proceso.
La identificación puede parecer la parte más sencilla, y lo es en el caso de, por ejemplo, una espina en la palma de la mano. Pero desgraciadamente las bastardas afiladas no siempre elijen la palma de nuestra mano para penetrar, sino que pueden ser lugares mucho más incómodos y dolorosos, como un cachete de la cola, la planta del pie, el ombligo o el corazón. Y con sinceridad, ¿quién es capaz de admitir de buenas a primeras que tiene una espina clavada en el corazón? Hay quienes tardan meses, años, incluso décadas en admitirlo. Y ¿por qué? Porque si admitieran tener esa intrusa establecida en un lugar tan profundo, tan vulnerable, tan de cada uno (y a la vez siempre de alguien más); implicaría admitir también que esa parte estuvo expuesta de una manera tan violenta, brutal e impulsiva como sólo el amor permite. Y esto ya es demasiado admitir, sobre todo cuando lo que queda es una maldita puntiaguda.
Una vez identificado el punto del desgarro, hay que centrar todas nuestras energías en sacar, extraer, expulsar, expatriar y desterrar a ese elemento extraño que de tanto estar metido pudo haberse puesto como en casa en nuestro dolor. Esta parte del proceso puede demandar recurrir a todo tipo de recursos, desde una pinza, dientes y uñas propias y ajenas; hasta altas dosis de chocolate y baile. Y a veces, hasta puede ser necesario recurrir a medidas extremas: en vez de cerrarnos, protegernos e invernar hasta habernos curado; exponernos aún más a la otredad (como una pierna quebrada que decide curarse corriendo), y esperar que alguien venga, se asome y gentil o bestialmente nos saque la espina, plantándonos un beso y nueva flor en su lugar.




miércoles, 24 de octubre de 2007

Descargo adolescente

¿Quién se cree para decirme que no voy a cambiar el mundo? ¿Con qué derecho? Hay tantas formas de cambiar el mundo, y eso que todavía no elegí una carrera… ¿y aún así, sin más, me estampa en el pecho que no puedo cambiar el mundo? ¿Acaso conoce el mundo? ¿Acaso sabe qué mundo? Hay un mundo en un aula. Una persona es un mundo. ¿Y aún así, me dice que no puedo cambiar el mundo? No necesito solucionar el problema del hambre en toda África, o encerrar a todos los delincuentes para cambiar el mundo. Me basta con una birome y un pedazo de papel.
Quizás sólo quiero cambiar el mundo de un amigo.
Quizás sólo quiero cambiar el mundo de mi persona
pero mundo al fin.
Pero él no lo sabe. Él habla de “El Mundo”. Él habla.
Las palabras no se pueden tirar así nomás.
¿Por qué ese descreimiento de los años?
Crece la desesperanza con el crecimiento mismo. Si los creciditos no pudieron hacer mucho, ¿significa que los chiquititos tampoco? ¿Dónde quedó la esperanza en las generaciones futuras?
El querer más todavía no se me acabó.
Con suerte y un poco de agua fresca, no se me va a acabar en mucho tiempo.
Quizás el tiempo suficiente para cambiar el mundo.

.así me quiero.




¡Basta de canasta!

Siempre sacando el jugo.
Siempre estrujando.
Siempre experimentando hasta lo último
tratando de no desperdiciar nada.
¿Por qué?
¿Por qué así?
¿Por qué siempre ese miedo?
¿Esa necesidad?
Miedo a que nos saquen
lo que nosotros creemos
es lo poco que tenemos.
¿Y si hay más?
¿Y si eso es sólo la capa inicial?
Y nosotros corriendo
no nos vayan a robar nuestras capas
nuestra cobertura.
Sacándole el provecho hasta el fondo
a lo nuestro
y a lo que podemos conseguir de los demás.
Si no tuviera nada
tendría todo lo demás.
Si no tuviera nada
sería feliz.
*
*
*
*
¿Si no tuviera nada sería feliz? ¿A quién quiero engañar? Es solo un fin de poema apropiado, que suena bien, que deja pensando. “Pero qué bien, ella no necesita nada para ser feliz, pero qué espiritual”. No, no, no. “Pero qué hipocresía” sería no lo apropiado, sino lo que tengo que decir ahora. ¿Si no tuviera nada sería feliz? Claro, si no tuviera nada, aparte de mi cama, mi techo, mi comida y mi tele, por nombrar lo más básico.
Y después sí. Después puedo espiritualizar tranquila, porque sé que lo que tengo no se va a ir de ahí. Porque aunque no quiera, una parte de mi ya es burguesa y no creo que deje de serlo.Lo único que puedo decir, sin quedarme con los remordimientos que decir algo que no siento me provocan, es que más allá de mis comodidades básicas, trato de no querer siempre ese más y más que el consumismo capitalista provoca. Trato de mantenerme en lo relativamente simple, y en contacto con el verdadero mundo. Y en este aspecto, sí puedo decir, con la conciencia tranquila, que puedo de vez en cuando desacelerar el paso en la carrera diaria y quedarme escuchando el ruido de mis zapatos contra el suelo, o mirar el cielo hasta que me duela la nuca y sentir vértigo. Y si no es felicidad, por lo menos puedo decir que sonrío.

sábado, 13 de octubre de 2007

No tengo ganas de ponerme al día.
De saber
en qué andás
a dónde fuiste
o viniste
o con quién
qué empezaste
qué dejaste
qué cambiaste.
Hoy no.
Hoy tengo ganas
de simplemente estar.
Sólo estar.
Estar y que vos estés conmigo.
Con silencios o con risas
de la mano o hombro a hombro
mirándonos o mirando
o sin mirar.
Solamente
corazón a corazón.

sábado, 29 de septiembre de 2007




amelie
desde vos.
Saludo secreto.
Como eses.
Esssesss
susurradas
eses en las sienes
eses al costado de la boca
eses apenas en el cuello
susurradas en suspiros
sin callos
sin velos
simplemente
solamente.
Intimidad
saludo de dos.
Animarse a no sucumbir en lo recurrente.
Animarse a saborear
respirar
sentir
en esa estrecha distancia
boca y
labios y
Sin ser dos en uno
ser uno en dos.

jueves, 27 de septiembre de 2007

De estreno

Para quien tenga la fortuna y la desgracia de pasar, para nada, para todos, para nadie y, sobre todo, para mí.
Abro esta caja de Pandora cibernética con retazos de otros que son grandes de las palabras, y que me los presentó en los comienzos de mi escritura mi querida y estrafalaria maestra, Karina Maccio.

"Las cosas no son todas tan palpables y decibles como nos querrían hacer creer casi siempre; la mayor parte de los hechos son indecibles, se cumplen en un ámbito que nunca ha hollado una palabra.
(...)
Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad."

"Cartas a un joven poeta", Rainer María Rilke

"El poeta goza del incomparable privilegio de poder ser, a su antojo, él mismo y otro. Al modo de esas almas errantes en búsqueda de un cuerpo, el poeta entra, cuando bien le parece, en la persona de cada cual."

"El esplín de París", Charles Baudelaire

"Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara."

"El hacedor", Jorge Luis Borges