jueves, 25 de marzo de 2010

Hace un año, en sólo unos segundos. Te ví. Bailé. Te amé.
Y no te hablé.
Esta vez
bailé
miré
grité
miré
reí
miré
pero no te ví.
Me hubiera gustado volver a tener unos segundos. Hacer contacto. Que me putees, me escupas, me odies como deberías haberlo hecho hace... bueno, varios años. Pero hacer contacto.
Prometí no molestarte más. Cumplo. Me molesto sólo a mí misma.
"No estaba destinado a..."
Al destino hay que ayudarlo. Hay que aparecer. Hay que ir. Hay que estar.
Aparecí. Fui. Estuve.
Entonces, supongo, no estaba destinado a.
En el fondo, quién sabe.
De cualquier manera, a esta versión me atengo por ahora.
A seguir. A intentar volver a despegar. Despegar de vos. Aunque me coma y me carcoma.

domingo, 14 de marzo de 2010

Hola Marcela. Te escribo como seguramente tantas mujeres. Hijas, madres, nietas. Esposas, sobrinas, amantes, amigas, empleadas, dueñas, tías, alumnas, maestras, compañeras.
Mi mamá y sus libros. Cuando se me acaban los míos, acudo a la biblioteca del comedor, que en realidad es suya. "Antigua vida mía". Resalta en el estante, lo saco, recuerdo una antigua recomendación. Libro que recorrió quince días de Uruguay conmigo, y que sin embargo empecé a leer de vuelta en el asfalto porteño, entre idas en subte, vueltas en colectivo, minutos robados al sueño.
Te leí. Como leí a tantas mujeres, leí ahora a las tuyas. Amigas. Hijas, madres, nietas. Me retumba en la cabeza como una letanía eterna "Gracias a la vida". En voz de nuestra querida Mercedes. La voz de Violeta no la recuerdo. Tus mujeres sin darme cuenta se hicieron mías. Porque somos todas. Hijas. Madres. Nietas. Hija. Madre. Nieta. El trípode soldado con sangre. Tu coro griego me llegó al corazón. Soy Julieta, hija de Patricia, nieta de Teresa. Un día, espero, otra será mi hija y será nuestra. Y contará, cantará, con nosotras.
Yo también quiero mi último bosque.
Soy joven. Todavía le escatimo minutos a las horas y corro hacia el futuro. Sé que lo voy a encontrar, cuando sea el momento. Cuando sea el tiempo, el lugar, la compañía.
Mientras sigo cantando. Gracias a la vida. Por mis mujeres.